En el fondo, el presidente era el invitado especial en la fiesta de otra persona – .

Una sonrisa, un abrazo y un paseo solitario. Alberto Fernández fue el invitado principal de la fiesta ajena. El presidente ha decidido presentarse y dejar toda la centralidad al nuevo ministro de Economía, Sergio Massa.

Así será en las próximas semanas.. Mientras Massa centrará toda la atención, la agenda de los próximos días mostrará al mandatario con el foco en la educación y con dos viajes. Mañana, a las 11:30 horas, en el Museo Bicentenario, participará de un acto con el Ministro Jaime Perczyk. El viernes, el jefe de Estado tiene previsto viajar a Santa Fe y pasará el fin de semana en Colombia, donde asistirá a la toma de posesión del presidente electo, Gustav Petro.

El malestar del Albertismo en el Museo Bicentenario, acorralado por el masismo, se materializó cuando algunos de los invitados, con malena galmarini como protagonista, comenzó a corear consignas del Frente Rénovateur. El rápido desafío de Massa apagó el tono de celebración y reivindicación que había adquirido el juramento.

Aunque está en constante comunicación, el mandatario desconoce las decisiones que tome el nuevo titular del Palacio de Hacienda; el plan Massa es sólo de Massa, aunque tenga luz verde del presidente y del vicepresidente cristina kirchner. “Espero que le vaya bien, espero que llegue allí, espero que dé los pasos correctos. Tengo mucha confianza en Sergio”, ha dicho Fernández a sus interlocutores en los últimos días.

Ninguna actividad antes del acto, el presidente tuvo un almuerzo privado. Se cree que se trata de un cantante -el nombre no ha sido revelado- a pesar de los esfuerzos de fuentes oficiales para evitar que la noticia salga a la luz.

Más tarde, luego de reunirse con su equipo, incluido el secretario legal y técnico, Vilma Ibarra; subjefe de gabinete, Jean-Manuel Olmos y el Secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello, Fernández recibió a Massa, quien llegó al despacho presidencial con su esposa e hijos, Tomás y Milagros.

Tras los saludos habituales, el presidente y Massa se quedaron solos. Allí, el ministro precedió al presidente con las líneas maestras de la presentación que hizo pocas horas después al Ministerio de Economía. “Necesitaba lo que va a decir, el discurso y las medidas. Entonces los estaban mirando y por eso se demoraron”, dijeron fuentes oficiales.

Al salir del escenario, mientras Massa se arrojaba sobre la gente que lo acompañaba a la inauguración, el presidente volvió a su oficina, pero esta vez lo acompañaba el ahora exministro de Desarrollo Productivo y nuevo embajador en Brasil, Daniel Scioli.

“Tuvieron una larga y buena conversación sobre cómo ha visto todo durante este tiempo en el gabinete y lo que viene”, le dijeron a un allegado al presidente, quien también agradeció al exmotociclista durante su discurso. hizo lo mismo con Silvina Batakis y Julián Domínguez.

“Vivimos un momento muy singular para la humanidad, complejo, difícil, tratando de superar una pandemia que ha lastimado al mundo entero y tratando de seguir adelante en un mundo que ha entrado en una guerra que tiene repercusiones en Argentina. Es un momento para todos nosotros con mucha esperanza de unir fuerzas para seguir adelante. Cuando digo todos, me refiero a todos los argentinos y argentinas”, dijo el presidente.

No fue una buena presentación para el presidente. Esta es la conclusión a la que llegan sus funcionarios de mayor confianza. “Alberto no está bien”, resume un hombre de confianza.

Un detalle que no pasó desapercibido fue cerca del final del acto. El presidente ya había hablado y Massa selló la presentación con un “sí, lo juro”, pero no quedó ahí. Fernández pidió la palabra, algo inusual. “Puedo decir algo más…”, lanzó el presidente, mirando de reojo. Parte de su equipo no podía creer la escena. Lo que había olvidado eran los agradecimientos.

Un tribuno extranjero siguió sus palabras sin fervor. Solo querían que terminara la acción formal para poder iniciar la celebración. Gobiernos, empresarios, sindicalistas y activistas, todos reunidos para celebrar la llegada de Massa al gabinete en un día en el que parecía que la Casa Rosada había cambiado de manos.